Semana de descarga. Tras
el entrenamiento realizado el primer mes “serio”, y la paliza del último
domingo, me apetecía descansar un poco, además para el fin de semana estaba
planificado el viaje a Baena, para participar otro año más en la carrera que
organiza el Club Media Legua y ver a la familia, lo primero siempre es la
excusa para bajar a verlos.
Solamente salgo dos días
antes de la carrera, apenas 20 km entre ambos, por lo que si no quiero que la
semana se quede muy corta de carga, el domingo no puedo conformarme con hacer
solo la carrera.
El domingo me despierto
temprano, a eso de las 7:30 ya estoy con la mochila en la espalda y los
aparejos de combate puestos encima, bajo las escaleras de casa de la tía
Isabel, sigo con dudas acerca de salir tan temprano, la salida está prevista a
las 10:00, y aunque quiero dar una vuelta al circuito previamente a la carrera
no tengo muy claro si voy a lograr encontrar el trazado sin la compañía de más
corredores.
Antes de irme para la zona
de salida a recoger el dorsal (debí de ser el primero en hacerlo), quiero tomar
un cafetillo. Me dirijo al Primero de la Mañana, primer bar que visite en Baena
hace ya 10 años (como pasa el tiempo), lo encuentro cerrado, cosa extraña ya
que su nombre siempre he pensado que le venía de ser el primer bar que abre. Me
conformo con un café en la churrería de la plaza, allí mientras me tomo el café
y unas porritas (vaya dieta para un día de carrera), me encuentro con Falete,
hermano de Curro, nos saludamos y nos ponemos un poco al día. Que buena gente
todos los hermanos Navarro, desde el primero hasta el último, aunque esto es
extensivo a todos los habitantes de ese pueblo cordobés, siempre que voy me
hacen sentirme como en casa.
Llego al pabellón y tras
saluda a Pablo y recoger el dorsal, me pongo en movimiento, que no quiero que
luego la hora se me eche encima, siguiendo los conos y las vallas empiezo a rodar
(el día marca 25 km), voy regulando para no quemar muchas energías, ya que
luego me toca la vuelta de competición, y no quiero hacer el ridículo teniendo
que parar o algo así. Como voy solo y el lugar es nuevo me voy entreteniendo
con las vistas de Baena, pueblo precioso, anotando las subidas y las zonas de
recuperación; entre esto y algunos coches de corredores que van llegando y me
preguntan cómo llegar a la salida, completo casi vuelta y media al circuito.
Los que me encontraba por el camino me miraban sorprendidos, con aire de
respeto, debían pensar que era alguien muy bueno, porque entre la falta de
acento andaluz y lo temprano del calentamiento, dirían este viene a ganar. Jeje
que lejos estaban.
Llego a la zona de salida
con el tiempo justo de cambiarme de camiseta, tomar un acuarius (aquí tengo
otro encuentro agradabilísimo con Rafa Toledo, otro componente del Media Legua,
también aprovechamos para ponernos un poco al día. Me hubiera gustado haber
podido hablar un poco más con él, y que me contara sus impresiones del maratón,
ya que él hace poco que entro en ese selecto club) y hacer unos progresivos.
Dada la salida, me coloco
a cola del pelotón, ya habrá tiempo de ir más rápido, los primeros metros
impresionantes, en parte por la gran cantidad de público y lo bullicioso del
mismo, y luego por la bonita calle en la que se da la salida. Poco a poco la
cosa se va estirando, los primeros dos kilómetros son en bajada, alguna muy
pronunciada (al final de la misma veo a Antonio Toledo, hermano de Rafa, la
pena que no lo viera antes, porque viendo lo excelente fotógrafo que es, seguro
que hubiera hecho una buena foto, le saludo aunque no sé si el me conoce). Como
uno ya no es nuevo en esta carrera, no hago como el primer año y regulo, ya que
entonces me cebe y luego no había quien hiciera la subida tendida, desde el 4
hasta el 8. Me coloco a rueda de un veterano con pinta de saber de qué va esto
y empiezo a dejar pasar los kilómetros otra vez. En el primer avituallamiento
(muy numerosos en toda la carrera), paro a beber agua, el calor empieza a
apretar y yo ya llevo 18 km encima, además en el maratón quiero avituallarme
bien y mi intención es ir parando a beber, y es que no se beber corriendo.
Llegados a la gasolinera,
comienza la parte más bonita del recorrido y también la más dura, son caso 3 kilómetros
de recta en continua subida, no muy pronunciada pero si continua. Discurre por
el centro del pueblo, atravesando una de sus avenidas principales. El paso por
el parque espectacular, con gran cantidad de gente a ambos lados de la calle.
Agradezco el calor del público, ya que no se limitan solo a animar a la gente
que conocen, sino al atleta en general, mi aplauso cibernético para todos
ellos, por hacernos más llevadera la carrera a los atletas.
Una vez pasada la rotonda
del Carrefour, ya solo queda un pequeño repecho, aunque muy duro a estas
alturas de carrera y ya la bajada continúa durante 2 kilómetros con destino el
campo de futbol. La llegada con las gradas llenas de gente aplaudiendo hace que
uno pose con su mejor cara para las fotos. Aquí agradezco la instantánea que me
hace Antonio Toledo, la guardare junto a mis mejores recuerdos.
Bonita manera de acabar
esta semana algo más cómoda. Al final 45 km, y seguimos en el empeño.
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