Creo que pocas veces el titulo de una
entrada describe de una manera tan acertada la semana anterior.
La semana comenzaba con unas altas
expectativas acerca del entrenamiento a realizar, no en vano, la semana
anterior, había conseguido completar la misma con la cifra de kilómetros mínima
para poder decir que estoy entrenando. No obstante la semana empezó mal, al
menos atléticamente hablando. El tiempo lejos de anunciar la llegada de la
primavera, nos aviso de la estación que abandonábamos, dejando precipitaciones
(muy necesarias por otra parte) tanto en forma de agua como de nieve, por lo
que unas cosas con otras, el entrenamiento del martes y del jueves me los tuve
que saltar. Además estaba de evaluaciones, por lo que tenía cantidad de trabajo
que hacer, y si me escaqueo de mis obligaciones familiares, no es plan luego de
irse a correr uno.
El viernes decidí salir por la mañana
temprano. Notaba las piernas muy cansadas, pero al final del entreno me encontré
algo más fresco, pudiendo aumentar el ritmo en esos últimos kilómetros.
Finalmente completo el entrenamiento que tocaba el martes, acortando la parte
final.
El fin de semana estaba programado
viaje a tierras cordobesas, hasta última hora estoy dudando acerca de si
llevarme las zapatillas o no. Mi compañero de fatigas en Baena, es el primo
Curro, y este la semana anterior hizo 3:04 en Roma (pasándose toda el día
anterior andando por el Vaticano y la noche previa embadurnado en Voltaren con
dolor en la cadera, no sé que marca habría hecho de no ser así), y además allí
los circuitos son todos en subida, por lo que al final me entra el acojone y
decido dejar las zapatillitas en casa y descansar esta semana que ya habrá
otras más propicias para correr.
En el horizonte aparece ya la Media
de Madrid.
Semana 3: 1 dia 8km.
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