Esta semana ha marcado el comienzo de los continuos quebraderos de cabeza. Los albañiles ya están en casa. Como era de esperar han comenzado derribando. En un par de días la casa patas arriba, por delante tenemos al menos 5 o 6 meses de obra, y seguro que no voy a tener tiempo de aburrirme.
Los entrenamientos cara al medio Marathon de Almagro han seguido su curso con la normalidad esperada. Sigo sin ser capaz de meter un 4º día, que creo que me vendría muy bien para terminar de afinar la punta de velocidad, pero al menos he conseguido afianzar los tres días semanales.
Los éntrenos comenzaban el martes, con el rodaje rápido de rigor. Comienzo pesado como casi siempre, a un ritmo cansino de 5:40-5:30. El tiempo es fresco, lo cual agradezco, en el ambiente existe ese aroma de humedad tan característico de los meses que se nos vienen encima. Poco a poco me voy encontrando mejor, así que decido atacar la barrera psicológica de los 12 Km. /h. Apretando de lo lindo al final (que raro que llegara con fuerzas), consigo el objetivo de hacer 12 Km. justos en 1 hora de entreno. ¿Bajare el martes que viene?
Las series de esta semana eran de 1000, en total 6. Previsto, hacerlas el jueves, al final y metidas con calzador las pude hacer el sábado por la mañana, eso si a costa de seguir levantándome a la misma hora que si tuviera que ir a trabajar. Mientras las hago en la recta de la vía, me cruzo con gente que vuelve de pasar la noche en el viña rock. Que curioso les debo de parecer y que raros se me hacen ellos. Esta juventud¡¡¡¡¡¡¡¡. De las 6 repeticiones que tocaban al final lo dejo en 4, cumpliendo tiempos, pero había quedado a las 9:00 y no era plan de llegar tarde.
El rodaje largo del domingo, esta semana venia con premio. Tal y como me comento la semana pasada, había quedado con Pablo para rodar temprano. A las 8:00 ya estoy en la puerta de su casa, listo para ir camino del monte. Por un momento dudo de sugerir hacer el circuito de puentes, para así poder aprendérmelo y luego usarlo en la soledad de mis rodajes dominicales, pero desisto ante la mejor alternativa de disfrutar de un par de horas de amena conversación, mientras dejamos que las zapatillas rocen el pinar de Vadohondo. Como era de esperar, el rodaje no defrauda. Lejos de pasarnos la dos horitas hablando de ritmos, marcas y demás retórica atlética, nuestra conversación gira en torno a mil y un temas. Los kilómetros caen sin casi darme cuenta, además de que el día que nos hace es estupendo. Se agradece entrenar en compañía. No pegamos ningún tiron y completamos un gran entrenamiento a ritmo homogéneo. Pena no poder repetirlo más a menudo. Un placer como siempre Pablo.
La prueba objetivo ya esta a dos semanas, no me noto tan rápido como al acercarse el medio Marathon de La Roda, pero dedicare estas dos semanas que quedan a pulir el ritmo objetivo de 4:55. Espero acercarme en Almagro a la 1h 45'.
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